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11-07-2004

Informe: Bob Dylan Revisitado



Bob Dylan está de nuevo en España, y si bien eso quizá no sea noticia porque se trata de la octava visita del músico a nuestro país, sí lo es una nueva reedición de algunos de los discos de su extensa discografía que además se incluyen dentro del catálogo

Bob Dylan está de nuevo en España, y si bien eso quizá no sea noticia porque se trata de la octava visita del músico a nuestro país, sí lo es una nueva reedición de algunos de los discos de su extensa discografía que además se incluyen dentro del catálogo de serie media, por lo cual, el precio ya no será una excusa para hacerse con algunas de esas obras que han ido moldeando el rock en las últimas décadas. Este es el motivo para que hayamos decidido repasar, de manera breve y en forma de archivo, los quince primeros discos reeditados por Sony Music.


The Freewhelin’ (1963)
Segundo álbum de su carrera y sin duda el primer golpe de efecto de Dylan tras un primer disco en el que se incluían muchas versiones y poco material propio. El disco incluye la imperecedera “Blowin in the wind” y otras joyas como “Don’t think twice”. Una obra perenne e imprescindible no sólo para comprender toda la carrera de Dylan sino también todos los movimientos sociales que se produjeron en la década de los 60.

Another Side of Bob Dylan (1964)
Un álbum de folk en toda regla que encierra grandísimas canciones como "My Back Pages” o “Chimes of Freedom”. Con un sonido totalmente acústico, Dylan sigue bastándose en su voz para soltar mamporros a diversos estamentos sociales mezclándo con maestría esos temas de marcado tinte social con momentos de espeluznante romanticismo.

Bringing it all back home (1965)
Con este disco se produce el primer gran giro en la carrera de Dylan. El músico cambia las guitarras acústicas por eléctricas, a ratos, para soltar un buen número de trallazos tan densos como “Subterranean Homesick Blues” o “Maggie’s farm”. A pesar de eso, Dylan no olvida su faceta folkie en temas históricos como “Mr. Tambourine man”. Las letras no pierden un ápice de sarcasmo con un disco que hace temblar los débiles cimientos del entonces incipiente rock americano.

Highway 61 Revisited (1965)
Antes de que acabe 1965, Dylan vuelve a hacer de las suyas y edita uno de los mejores discos de la historia del rock. Bob en estado puro, sin grietas, con letras apabullantes y una rabia que pasa de ser contenida a explotar en temas como el que da título al álbum, “Tombstone blues” o “Ballad of a thin man”. Mención aparte merecen los temas que abren y cierran el disco. ¿Qué se puede decir ya de “Like a Rolling Stone”? Sublime, excelente, brutal, con una fuerza que te introduce en una vorágine que parece no acabar hasta el fin del tema. El álbum se cierra con “Desolation Row”, una canción Folk en un disco totalmente rockero que repasa a lo largo de sus 10 minutos toda la lírica dylaniana. Absolutamente imprescindible.

Blonde on Blonde (1966)
Parecía imposible pero Dylan lo vuelve a hacer y esta vez por partida doble. Es difícil extraer algún aspecto negativo de la obra cumbre de la carrera de Dylan, quizá el hecho de que no fuera triple en lugar de doble ante el estado de gracia compositivo en el que demuestra encontrarse. Las canciones, sin fisuras….”Visions of Johanna”, “Sad eyed Lady of the Lowlands”, “Just like a woman”, “I want you”, “Absolutely sweet Marie”… Apabullante.

John Wesley Harding (1967)
Después del accidente de moto que le obligó a apartarse del mundo de la música durante una temporada, Dylan regresa con disco rico en detalles que anuncia su posterior acercamiento al country y que lo muestra como un maestro tocando la harmónica. El álbum contiene “All along the watchtower” y con eso está todo dicho.

Nashville Skyline (1969)
Nueva vuelta de tuerca a su carrera. Definitivamente el judío errante hace lo que quiere y esta vez factura un álbum country en el que su propio registro vocal se nos hace en ocasiones irreconocible. Con un minutaje reducidísmo que apenas llega a la media hora, Dylan factura temas de lirismo evidente como “Lay Lady Lay” o “Girl from the North country” en la que colabora el mismísimo Johnny Cash.

Planet Waves (1974)
Este podría haber sido publicado como un disco de Dylan y The Band con once canciones en las que se demuestra la simbiosis que en la época se producía entre la banda y el músico. Un álbum que recupera por momentos al mejor Dylan con temazos como “Forever young”, “Wedding song” o “Dirge”. Un auténtico tratado de Folk-rock con The Band en plena forma.

Blood on the tracks (1975)
Dylan atraviesa una crisis personal y ese detalle se refleja en las letras de un disco que el propio músico define como “fruto de una situación dolorosa”. Se abre con la sublime “Tangled up in blue”, épica y triste hasta límites insospechados, donde Dylan sufre y hace sufrir al que le escucha, con una instrumentación rácana en ocasiones como el resto del álbum que también contiene otros temas del calibre de “Idiot wind” o “Simple twist of fate”.

Desire (1976)
Regresa el Dylan más salvaje para denunciar aquello que no le gusta como el injusto encarcelamiento de “Hurricane” Carter que da título al tema que abre el álbum. Amparado en un entorno esotérico, con mensajes escondidos en la contraportada y en las letras, Bob no deja a títere con cabeza. Todos los temas tienen una duración bastante larga y destaca, por curiosa, la incursión de Dylan en el castellano en el el estribillo de “Romance in Durango” cantado a medias con Emmylou Harris.

Street Legal (1978)
Con una nueva banda y a punto de convertirse al cristianismo, Dylan factura esta vez un disco de tintes gospel (sí, sí, he dicho gospel) en que, sorprendentemente, no baja el nivel y que incluye joyas como “Changing of the guards”, "Where are you tonight?" o “Señor (Tales of Yankee power)”. Una vez más, Dylan se reinventa a sí mismo.

Slow Train Coming (1979)
Este disco de marcado carácter religioso, de hecho abre una trilogía de estas características en la extensa discografía del músico, se convierte en un éxito comercial absoluto y permite a Dylan obtener su primer Grammy como Mejor Cantante Masculino. De textos marcadamente apocalípticos, destaca la mano, quizá excesiva, de Mark Knopfler.

Infidels (1983)
El disco que cierra la etapa cristiana de Dylan mediante el cual empieza a recuperar la forma tras una serie de trabajos de un nivel más bajo al que nos tenía acostumbrados. De nuevo arropado por la guitarra de Knopfler que ayuda en la producción del álbum, destacan temas como “Jokerman”, "I and I" o “License to Kill”.

Oh Mercy (1989)
Con una serie de excelentes instrumentistas y la producción de Daniel Lanois, Dylan presenta otra obra imprescindible que da una nueva dimensión a su carrera. No se puede pasar por alto la fuerza de temas como “Political Word” o “Everything is broken” ni las habituales características de las producciones de Lanois: ambientes pantanosos y perfeccionismo a raudales.

Love and theft (2001)
Dylan llega al nuevo milenio demostrando que sigue estando al más alto nivel con un disco grabado con los músicos que giraban con él en ese momento. El álbum repasa de un plumazo folk, rock y blues adaptados a la óptica dylaniana en canciones como “Tweedle Dee and Tweedle Dum” o “Summer Days”.



Parece que la selección realizada por Sony Music ha buscado, esta vez, rescatar los discos de más calidad de la histórica discografía del camaleónico Dylan (aunque evidentemente este aspecto podríamos discutirlo largamente) y se convierten en una oportunidad ineludible de completar nuestras colecciones con álbumes que han marcado los últimos cuarenta años de la historia del rock.


Autor: Eduardo Izquierdo

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